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Las tres hermanas. (Antón Chéjov).

  • Writer: LA OTRA PIEDRA
    LA OTRA PIEDRA
  • Mar 19, 2020
  • 29 min read

Updated: Mar 26, 2020

Adaptación: Mayelin Taveras



Personajes

ANDRÉI-hermano

NATASHA-esposa

IRINA-hermana

MASHA-hermana

OLGA-hermana

KULIGUIN,- esposo de masha

VERSHININ- Teniente enamorado de Masha

NIKOLAITUSENBACH- Barón teniente. Enamorado de Irina

ANFISA, aya, vieja de 80 años.


ACTO PRIMERO

En casa de los Prozórov. Salón con columnas; tras las columnas, una gran sala. Mediodía; fuera brilla alegremente el sol. En la sala preparan la mesa para el almuerzo. OLGA, vestida con el uniforme azul de las profesoras de los gimnasios femeninos, de pie y caminando, corrige cuadernos sin cesar; MASHA, vestida de negro, con el sombrero sobre las rodillas, está sentada leyendo un libro; IRINA, vestida de blanco, está de pie, absorta en sus pensamientos.


OLGA- Hace exactamente un año que murió nuestro padre, el cinco de mayo como hoy; el día de tu santo, Irina. Hacía mucho frío, nevaba. Me parecía que no iba a poder soportar tanto dolor, tú estabas desmayada, como muerta. Pero ha pasado un año y ya recordamos aquel día con sosiego, tú vas vestidade blanco y tienes radiante la cara. (El reloj da las doce.) También entonces el reloj daba las horas. (Pausa.) Recuerdo que durante el entierro tocaba la música y en el cementerio dispararon unas salvas.

Nuestro padre era general, mandaba una brigada; sin embargo, hubo poca gente. Verdad que aquel día llovía. Llovía mucho y nevaba.

IRINA- ¡Para qué recordarlo!

(He eliminado la parte en la que aparecen (chebutiquin y tusenbag) pag 5

OLGA- Hoy no hace frío, se pueden tener las ventanas abiertas; pero los abedules aún no han despuntado. Nuestro padre recibió el mando de una brigada y partió de Moscú, con nosotras, hace once años; recuerdo perfectamente que a comienzos de mayo, es decir, en este tiempo, en Moscú ya no hace frío, todo florece y está bañado por el sol. Han pasado once años, pero yo recuerdo lo de allí, como si nos hubiéramos ido ayer. ¡Dios mío! Esta mañana, al despertarme, he visto mucho sol, he visto la primavera y me he sentido conmovida con enormes deseos de volver a mi lugar natal.

Masha absorta, con el libro en la mano, silba suavemente una canción.

OLGA- No silbes, Masha. ¡Cómo se te ocurre! (Pausa.) Como voy todos los días al gimnasio y luego doy lecciones hasta la noche, siempre me duele la cabeza y tengo unos pensamientos como si ya me hubiera vuelto vieja. La verdad es que, en estos cuatro años, desde que enseño en el gimnasio, siento que cada día voy perdiendo, gota a gota, las fuerzas y la juventud. Y sólo crece y se hace más fuerte un sueño...

IRINA- Ir a Moscú. Vender la casa, liquidar todo lo de aquí y a Moscú...

OLGA- ¡ Sí! A Moscú, cuanto antes.

IRINA- Nuestro hermano, probablemente, será profesor y, de todos modos, no se quedará a vivir aquí. La única dificultad está en la pobre Masha.

OLGA- Masha vendrá a pasar todos los veranos a Moscú.

Masha silba suavemente una canción.

IRINA- Quiera Dios que todo se resuelva bien. (Mirandopor la ventana.) Hoy hace buen tiempo. No sé por qué me siento el alma tan inundada de luz. Esta mañana me he acordado de que era mi santo y, de pronto, he experimentado una gran alegría; he recordado mi infancia, cuando aún vivía mamá. ¡Y qué pensamientos más maravillosos me han conmovido, qué pensamientos!

OLGA- Hoy estás radiante, pareces extraordinariamente hermosa. Masha también es hermosa. Andréi estaría bien, pero se ha puesto demasiado gordo y esto le desfavorece. En cambio, yo he envejecido, he adelgazado muchísimo, es probablemente porque en el gimnasio me enfado con las muchachas. Hoy estoy libre, me quedo en casa y no me duele la cabeza; me siento más joven que ayer. Tengo veintiocho años nada más… Todo está bien, todo de pende de la voluntad divina, pero me parece que si me casara y me quedara todo el día en casa, aún estaría mejor. (Pausa.) Yo amaría a mi marido.

IRINA- Cuando hoy me he despertado, me he levantado y me he lavado, de pronto, he tenido la impresión de que para mí todo está claro en este mundo y que sé cómo se ha de vivir., lo sé todo. El hombre debe esforzarse, ha de trabajar con sudor, quienquiera que sea; en esto y nada más que en esto se encuentran el sentido y el fin de la vida, la felicidad, el entusiasmo. Qué bien ser obrero, levantarse al rayar el alba y, picar piedra en la calle, o ser pastor, o maestro, que enseña a los niños, o maquinista en una línea de ferrocarril... Dios mío, no es cuestión de ser criatura humana, mejor es ser buey, mejor es ser un simple caballo y trabajar, que ser una mujer joven y levantarse al mediodía, tomar luego el café en la cama, pasarse después dos horas vistiéndose... ¡Qué horror! Tengo tantas ganas de trabajar como sed se tiene a veces, cuando hace mucho calor.

OLGA- Nuestro padre nos acostumbró a levantarnos a las siete. Ahora Irina se despierta a esa hora, pero se queda en la cama por lo menos hasta las nueve, pensando en no sé qué cosa. ¡Y pone cara seria! (Se ríe.)

IRINA- Estás acostumbrada a tomarme por una niña y se te hace raro verme con la cara seria. ¡Tengo veinte años!

MASHA- "Al borde de la ensenada, una encina verde; sobre la encina, una cadena de oro... Sobre la encina, una cadena de oro ... 1 (Se levanta y se pone a cantar en voz baja.)

OLGA- Hoy no estás contenta, Masha. Masha canturreando se pone el sombrero.

Olga: ¿Adónde vas?

MASHA- A casa.

Olga: marcharse de la fiesta onomástica.

IRINA- Es extraño...

MASHA- No importa... Vendré por la tarde. Adiós, encanto... (Besa a Irina.) Te deseo una vez más mucha salud y mucha felicidad. Antes, cuando vivía papá, a las fiestas de nuestros santos venían cadavez de treinta a cuarenta oficiales, había mucho bullicio;hoy  estátodo tranquilo, como en el desierto... Me marcho...Hoy me ha pillado la melancolía, no me siento alegre,y tú no me hagas caso. (Riendo entre lágrimas.) Después hablaremos; por ahora adiós, querida, mevoy.

IRINA (descontenta)- Tienes cada cosa. ..

OLGA (con lágrimas en los ojos)- Te comprendo,masha.

MASHA (irritada, a Olga)- ¡Deja de llorar!

(Tocan la puerta y  entra vershinim- enmaorado de masha)

El teniente coronel Vershinin!

VERSHININ (a Masha y a Irina)- Tengo el honor de presentarme: Vershinin. Estoy contento, muy contento, de encontrarme por fin en casa de ustedes. ¡Qué cambiadas están! ¡Ay, ay!

IRINA- Siéntese, tenga la bondad. Para nosotras, es un gran placer.

VERSHININ (alegremente)- ¡Qué contento estoy, qué contento estoy! Pero ustedes son tres hermanas. Lo recuerdo, eran tres niñas. Las caras, no las recuerdo, pero sí me acuerdo perfectamente de que su padre, el coronel Prozónov, tenía tres niñas pequeñas, las ví con mis propios ojos. ¡Cómo pasa el tiempo! ¡Ay, ay, cómo pasa el tiempo!

Irina: es usted de moscu?

VERSHININ- Sí, de Moscú. Su difunto padre era allí jefe de batería, y yo era oficial en la misma brigada.(A Masha.) Me parece recordar algo su cara.

MASHA- Pues yo a usted no le recuerdo.

IRINA- ¡ Olia! ¡ Olia! (Grita a la sala.) ¡ Olia, ven aquí!

OLGA entra en el salón, procedente de la sala.

IRINA- El teniente coronel Vershinin; resulta que es de Moscú.

VERSHININ- Así, pues, usted es Olga Serguéievna, la mayor… Usted es María... Usted, Irina, la menor.

OLGA- ¿Es usted de Moscú?

VERSHININ- Sí. Estudié en Moscú y en Moscú empecé a prestar servicio. He vivido allí mucho tiempo; por fin he sido destinado aquí, al mando de una batería, y aquí me he trasladado, como ven. En realidad a ustedes no las recuerdo; me acuerdo sólo de que eran tres hermanas. En cambio, tengo muy bien grabado en la memoria a su padre. Cierro los ojos y le veo, como si estuviera vivo. En Moscú, yo solía visitar la casa de ustedes...

OLGA- Me parecía recordar a todo el mundo y depronto. . .

VERSHININ- Me llamo AlexandrIgnátievich...

IRINA- AlexandrIgnátievich, usted es de Moscú...¡Qué sorpresa!

OLGA- Es que nosotras nos trasladamos allí.

IRINA- Esperamos estar allí en otoño. Es nuestra ciudad, allí nacimos. En la calle de StáraiaBasmánnaia...

(Las dos se ríen de alegría.)

MASHA- Sin esperarlo, nos encontramos con un paisano. (Con viveza.) ¡Ahora recuerdo! ¿Te acuerdas, Olia? En casa decían: "el comandante enamorado". Entonces era usted teniente y estaba enamorado de alguien; no sé por qué todos se burlaban llamándole comandante ...

VERSHININ (se ríe)- Eso, eso ... El comandante enamorado, así era ...

MASHA- Entonces usted sólo llevaba bigote... ¡Oh, cómo ha envejecido! (Entre lágrimas.) ¡Cómo ha envejecido usted!

VERSHININ- Sí, cuando me llamaban el comandante enamorado aún era joven, estaba enamorado. Ahora la cosa es distinta.

OLGA- Pero todavía no tiene ni un cabello blanco. Usted ha envejecido, pero aún no es viejo.

VERSHININ- Sin embargo, voy ya para los cuarenta y tres. ¿Hace mucho que se fueron de Moscú?

IRINA- Once años. Pero Masha, ¿por qué lloras, tontina?... ( Entre lágrimas.) Hasta yo me pongo a llorar.

MASHA- No es nada. ¿Y en qué calle vivía?

VERSHININ- En la de StáraiaBasmánnaia

OLGA- Como nosotras...

VERSHININ- Viví cierto tiempo en la calle de los Alemanes. Desde la calle de los Alemanes, iba andando a los Cuarteles Rojos. Hay que pasar por un puente sombrío; se oye el ruido del agua que corre por debajo. Allí, al que va solitario, el alma se le pone triste. (Pausa.) En cambio, aquí, ¡ qué río más ancho, más rico! ¡Es un río maravilloso!

OLGA- Sí, pero hace frío. Aquí hace frío y hay mosquitos...

VERSHININ- ¡Qué dice usted! Aquí el clima es tan sano, tan bueno, en fin: tan eslavo. Hay bosque, un río... y también hay abedules. Abedules modestos, entrañables; yo los quiero más que a todos los otros árboles. Es agradable vivir aquí. Lo raro es que la estación de ferrocarril esté a veinticinco verstas... Y nadie sabe por qué.

OLGA- Ahora yo también me acuerdo de usted. Me acuerdo.

VERSHININ- Conocí a su mamá.

IRINA- Mamá está enterrada en Moscú.

OLGA- En el cementerio de Novo-Diévichi...

MASHA- Figúrese, ya empiezo a olvidar su cara. Del mismo modo dejarán de acordarse de nosotros. Nos olvidarán.

VERSHININ- Sí. Nos olvidarán. Este es nuestro destino, no hay que darle vueltas. Lo que a nosotros nos parece serio, significativo, muy importante, llegará un día en que pasará al olvido o parecerá baladí. (Pausa.) Lo curioso es que ahora no podemos saber de ningún modo lo que se tendrá realmente por elevado e importante y lo que se considerará lamentable, ridículo. Acaso el descubrimiento de Copérnico o, supongamos, de Colón ¿no parecía al principio innecesario, ridículo, al mismo tiempo que se tomaba por verdadera alguna vacía elucubración escrita por algún tonto? Y puede ocurrir que nuestra vida actual, a la que tan bien nos acomodamos, con el tiempo parezca rara, incómoda, poco inteligente, poco limpia, quizá hasta pecaminosa. . .

Se oye tocar el violín entre bastidores

MASHA- Es Andréi quien toca, nuestro hermano.

IRINA- Es nuestro sabio. Probablemente será catedrático. Papá era militar, pero su hijo ha elegido una carrera científica.

MASHA- Por deseo de papá.

OLGA- Hoy le hemos hecho rabiar un poco. Según parece, anda enamoradillo.

(olga sale de escena)

IRINA- De una señorita de aquí. Con toda probabilidad hoy vendrá a vernos.

MASHA (se quita el sombrero)- Me quedo a comer

IRINA (suspirando)- La verdad, todo esto habría que anotarlo…

VERSHININ (Paseando por la escena)- A menudo pienso: ¿qué sucedería si se pudiera recomenzar la vida de nuevo, y, además conscientemente? Me figuro que, entonces, cada uno de nosotros procuraría ante todo no repetirse, o por lo menos, crearse otro ambiente. si empezara a vivir otra vez, no me casaría... ¡No, no!

(Entra Olga con la carta)

Olga- (sirviendo el té)- Carta para usted, señor.

VERSHININ- ¿Para mí? (Toma la carta.) Es de mi hija. (Lee.) Sí, naturalmente... Perdone, María Serguéievna, me voy sin despedirme. No tomaré el té. (Se levanta agitado.) Siempre esas eternas historias...

MASHA- ¿Qué ocurre? ¿No es un secreto?

VERSHININ (en voz baja)- Mi mujer ha intentado envenenarse otra vez. He de ir. Saldré sin que nadie se dé cuenta. Es terriblemente desagradable todo esto. (Besa la mano a Masha.) Mi buena, mi excelenteamiga, mi amiga querida... Me iré sin llamar la atención...

(Se va.)

Olga- Pero ¿adónde se ha ido? Si acabo de servirle el té... ¡Qué hombre!

MASHA (irritándose)- ¡Basta! Siempre estás importunando, no dejas en paz a nadie. . (Se va hacia la mesa con la taza de té.)

IRINA- Que pena que no se queda a desayunar.

(Sale vershinin acompañado de Olga)

IRINA-Te has fijado de la enamorada de Andrei ¡Cómo viste,  Dios mío! No digo ya con poco gusto o sin ir a la moda, sino de manera lamentable. Lleva una falda rara, chillona, tirando a amarillo, con una franja vulgarísima y una blusa roja.  Y con unas mejillas tan lucientes, ¡tan lucientes!

MASHA: Andréi no está enamorado, no puedo creerlo; a pesar de todo, él tiene gusto; nada, lo único que quiere es hacernos rabiar, hacer el tonto. Ayer oí decir que ella iba a casarse con Protopópov, el presidente de la Administración del zenistvo. Magnífico

(Sale Masha, entra tusenbach)

Tusembach- Apreciada (a masha)

Masha- (mientras camina saliendo de escena) un gusto el verlo barón.

IRINA- Masha hoy no está de buen humor. Se casó a los dieciocho años, cuando Fiódor le parecía el más inteligente de los hombres. Ahora la cosa es distinta. Es el mejor de los hombres, pero no el más inteligente.

TUSENBACH- ¿En qué está usted pensando?

IRINA- En nada. Su Solióni no me gusta. Me da miedo. No dice más que tonterías...

TUSENBACH- Es un hombre extraño. Me da pena y me disgusta, pero sobre todo me da pena. Me parece un hombre tímido... Cuando estamos los dos solos, suele mostrarse muy inteligente y afable, pero en sociedad es grosero y perdonavidas. Quédese hasta que se sienten a la mesa. Permítame estar un poco a su lado. ¿En qué piensa usted? (Pausa.) Usted tiene veinte años, yo no he cumplido todavía los treinta. Cuántos años nos quedan aún por delante, qué larga, larga serie de días, repletos de mi amor por usted...

IRINA- No me hable de amor TUSEMBACH.

TUSENBACH (sin escucharla)- Experimento una apasionada sed de vida, de lucha, de trabajo, esta sed se me ha fundido en el alma con el amor que siento por usted, Irina. Como hecho adrede, usted es hermosa, ¡ y la vida también me parece tan hermosa! ¿En qué está pensando?

IRINA- Usted dice: la vida es hermosa. Sí, pero ¿y si sólo lo parece? Para nosotras, tres hermanas, lavida aún no ha sido hermosa, nos ha sofocado, comohierba mala… Me corren las lágrimas. Eso noestá bien... (Se seca rápidamente la cara, se sonríe.) Hacefalta trabajar, trabajar. Nos sentimos tristes y vemos la vida tan poco risueña porque no conocemos el trabajo. Hemos nacido de personas que despreciaban el trabajo...

Tusembach: existe toda clase de gente. Señorita Con dolor de mi alma debo retirarme)

Irina- Tan rápido!

(EntraNatasha)

NATASHA- He llegado tarde. (Se mira de paso, en el espejo, se arregla.) Me parece que no voy mal peinada... (Al ver a Irina.) Querida Irina Serguéievna, ¡la felicito! (La besa con fuerza, largo rato.) me siento avergonzada, la verdad... ¡Buenos días.

OLGA (entrando en el salón)- Aquí tenemos a Nathasha Ivánovna. ¡Buenos días, querida! (Se besan.)

NATASHA- Felicidades. Tienen ustedes unos invitados que me siento intimidada...

Tusembach: lamento retirarme en este momento. (Sale)

OLGA-Adiós estimado.- Para cenar habrá pavo asado y un pastel de manzana. A Dios gracias, hoy estaré en casa todo el día.  (A media voz, asustada a natasha) ¡Lleva un cinturón verde! ¡Querida, eso no está bien!

NATASHA- ¿Es de mal augurio?

OLGA- No, sencillamente, no sienta bien... es un poco extraño...

NATASHA (con voz compungida)- ¿Sí? Pero mire, no es verde, es más bien de color mate.

MASHA- “Al borde de la ensenada, una encina verde; sobre la encina, una cadena de oro... Sobre la encina una cadena de oro...”(Con voz llorosa.) ¿Por qué repito estas palabras? Me están persiguiendo estos versos desde la mañana…


ACTO SEGUNDO

(La misma decoración del primer acto. Son las Ocho de la noche. De la calle llegan, apenas perceptibles, Los sones de un acordeón. No hay luces encendidas. Entra NATALIA IVANOVNA en bata, con una vela; da unos pasos y se detiene ante la puerta de la habitación de Andréi).


NATASHA- ¿Qué haces, Andriusha? ¿Lees? No quiero nada, sólo te lo pregunto... (Da unos pasos más, abre otra puerta y, después de haber mirado dentro, la cierra.) Quería ver si había alguna luz encendida...

ANDRÉI- (entra con un libro en la mano)- ¿Qué quieres Natasha?

NATASHA- Miro si hay luces encendidas... Estamos en Carnaval, y la servidumbre tiene la cabeza a pájaros; hay que estar en todo para que no ocurra ninguna desgracia. Ayer, a medianoche, pasé por el comedor y me encontré con que había allí una vela encendida. No he logrado saber quién la encendió.(Pone la vela sobre la mesa.) ¿Qué hora es?

ANDRÉI- (mira el reloj)- Son las ocho y cuarto.

NATASHA- Olga e Irina todavía no están aquí. No han vuelto. Se pasan todo el día trabajando, pobrecitas. Olga, en el Consejo pedagógico; Irina, en telégrafos... (Suspira.) Esta mañana le he dicho a tu hermana: "Vela por tu salud, Irina, cariño". No hace caso ¿Las ocho y cuarto, dices? Temo que nuestro Bóbik esté malo. ¿Por qué tendrá el cuerpo tan frío? Ayer tenía fiebre y hoy tiene frío... ¡Tengo tanto miedo!

ANDRÉI- No es nada, Natasha. El pequeño está bien.

NATASHA- De todos modos, será mejor ponerle a dieta. Tengo miedo. Han dicho que hoy, a eso de las diez, vendrán las máscaras; mejor sería que no vinieran, Andriusha.

ANDRÉI- No sé, la verdad. El caso es que han sido invitadas.

NATASHA- Hoy el pequeño, al despertarse, me ha mirado y de pronto se ha sonreído; esto quiere decir que me ha reconocido. “¡Bóbik! -le digo-, buenos días, cielo mío!" Se ha reído. Los pequeños lo entienden todo, ¡lo entienden muy bien! Así, pues, Andriusha, diré que no se reciba a las máscaras.

ANDRÉI (vacilando)- Verás, eso, lo que decidan mis hermanas. Son ellas las dueñas de la casa.

NATASHA- Querrán; se lo diré. Son muy buenas... (Da unos pasos.) Para la cena he mandado preparar leche cuajada; de lo contrario, no adelgazarás. (Se detiene.) Bóbik está frío. Tengo miedo de que sienta frío en la habitación. Habría que instalarle en otra, por lo menos hasta que haga buen tiempo. Por ejemplo, en la de Irina, que es una habitación ideal para un niño pequeño: es seca y el sol le da todo el día. Hay que decírselo a Irina; entretanto, ella podría estar con Olga en una misma habitación... De todos modos, se pasa todo el día fuera, sólo viene a dormir... (Pausa.) Andriusha, querido, ¿por qué no dices nada?

ANDRÉI- ¡Bah! Estaba pensando... Además, no hay qué decir...

NATASHA- Sí. . . Quería decirte algo... ¡Ah, ya! Ha venido Ferapont, de la Administración del zemstvo; pregunta por ti. (Natasha sale y andrei detrás de ella).

(Entran Olga e Irina)

IRINA- ¿Qué pasa?

Olga- Creo que hay problemas con tu fiesta, no podremos hacerla.

IRINA- Perdona... ¿Y las máscaras que pedimos?

Olga: (confusa)- No habrá máscaras. Verás, querida, Natasha dice que Bóbik no está muy bien y por esto... En fin, no sé; a mí me da lo mismo.

IRINA (encogiéndose de hombros)- ¡Qué Bóbik no está bien!  Total ¿qué? ¡Nada importa! Si nos echan, no hay más remedio que irse. (A Olga.) No es Bóbik quien está enfermo, es ella. . . ¡De aquí! (Se da unos golpecitos en la frente con el dedo.) ¡Burguesota!

(Pasa a la habitación .Habitación de Olga e Irina. A izquierda y a derecha, camas tras sendos biombos.  Tocan la campanilla, vuelven a tocarla; se oyen voces, risas). Salen.

IRINA (entra)- ¿Quién hay?

ANFISA (en voz baja)- ¡Las máscaras! (Tocan la campanilla.)

IRINA- Ayita, diles que en casa no hay nadie. Que perdonen. (Anfisa sale. Irina camina pensativa por la habitación; está agitada).

NATASHA pasa con una vela en la mano.

NATASHA- Estás cansada, querida. ¡Pobre pequeñita mía! (Besa a Irina.) Deberías acostarte más temprano.

IRINA- ¿Bóbik duerme?

NATASHA- Duerme. Pero tiene un sueño agitado. A propósito, querida, quería decirte... pero, unas veces porque no estás, otras porque yo estoy ocupada... Me parece que la habitación que ocupa ahora Bóbik, para él resulta fría y húmeda. La tuya, en cambio, ¡ es tan buena para el niño! Querida, adorada, ¡trasládate de momento a la de Olga!

IRINA (sin comprender)- ¿Adónde?

(Se oyen los cascabeles de una troica que se acerca y se detiene ante la puerta de la casa).

NATASHA- Podrías estar por cierto tiempo en la misma habitación de Olga, y en la tuya pondríamos a Bóbik. Es tan gracioso. Hoy le he dicho: "Bóbik, eres mío, ¡mío!" Y é1 me ha mirado con sus ojitos. (Suena la campanilla.) Será Olga. ¡Qué tarde vuelve!

(ANFISA se acerca a Natasha y le susurra unas palabras al oído).

NATASHA- ¿Protopópov? ¡Qué excéntrico! Ha venido Protopópov, me invita a dar un paseo en troica. (Se ríe.) Qué extraños son estos hombres... (Suena la campanilla.) Alguien ha venido. ¿Y si fuera a dar un paseíto de un cuartito de hora?... (A anfisa.) Dile que ahora voy. (La campanilla.) Llaman... será Olga. (Sale.) Anfisa se va corriendo: Irina permanece sentada, pensativa.  (Tocan la puerta de la habitación).

KULIGUIN-  (voz en off) ¿Y Masha se ha ido también? ¿Adónde ha ido? ¿Y por qué Protopópov está esperando abajo, en una troica? ¿A quién espera?

IRINA- No me hagan preguntas. Estoy cansada.

(Entra Olga).

OLGA-¡Ah, la cabeza, la cabeza... cómo me duele!...(Se sienta.) Andréi ayer perdió doscientos rublos jugando a las cartas... Es la comidilla de la ciudad...

OLGA- La cabeza me duele, la cabeza... Andréi ha perdido... es la comidilla de la ciudad... Voy a acostarme.(Da unos pasos.) Mañana estoy libre... ¡Oh,Dios mío, qué agradable es esto! Mañana estaré libre,pasado mañana también ... La cabeza me duele,la cabeza ... (Sale.)

IRINA (sola)- Todos se han ido. No queda nadie. (Sale)

Tercer acto.

(Son algo más de las dos de la madrugada. Se oye tocar a rebato a causa de un incendio iniciado ya hace mucho. Se ve que en la casa aún no se ha acostado nadie.)

Entran OLGA y ANFISA.

ANFISA- Ahora están sentadas abajo, al pie de la escalera... Les digo "subid, no podéis quedaros aquí de este modo". Lloran. "No sabemos - dicen – dónde está papá. No quiera Dios -dicen- que haya muerto abrasado." ¡Qué ocurrencias! Y en el patio hay otras... también medio desnudas.

OLGA (saca unos vestidos del armario)- Torna este gris... Y éste también... La blusa... Y toma esta falda, aya... ¡Qué desgracia, Dios mío! Parece que la callejuela Kirsánovski ha ardido por completo... Toma esto... Toma esto... (Le va echando la ropa en los brazos.) Qué miedo han tenido los Vershinin, pobrecitos. . . Por poco les arde la casa. Que pasen esta noche aquí... no se les puede dejar que vuelvan a su casa... Al pobre Fedótik se le ha quemado todo, no le queda nada...

ANFISA- Tendrías que llamar a Ferapont, Oliushka, no podré llevarlo todo...

OLGA (toca una campanilla)- Es inútil tocar... (Grita por la puerta.) ¿Hay alguien por ahí? ¡A ver, venid! (Por la puerta se ve una ventana, roja por el resplandor del incendío; se oye pasar a los bomberos por delante de la casa.) ¡Qué espanto! ¡Y qué cansada estoy de todo esto! Toma, llévalo... Al pie de la escalera están las señoritas Kolitilin... dáselo. Dales también esto...

OLGA- Aya, querida, dalo todo. Nosotras no necesitamos nada, dalo todo, aya. . . Estoy cansada, apenas me sostengo en pie... A los Vershinin no se les puede dejar volver a su casa... Las niñas se acostarán en la gran sala y AlexandrIgnátich, abajo, en el cuarto del barón... A Fedótik también lo colocaremos en el cuarto del barón o en nuestra sala... El doctor, como hecho adrede, está borracho como una cuba y en su casa no se puede meter a nadie.La mujer de Vershinin, también en el salón.

ANFISA (extenuada)- Oliushka, ángel mío, ¡no me eches!

OLGA- ¡Qué tonterías dices, aya! Nadie quiere echarte.

ANFISA (le apoya la cabeza en el pecho)- Alma mía, tesoro mío, yo trabajo, hago lo que puedo... Cuando ya no pueda más, todos dirán: ¡fuera! ¿Y adónde voy a ir? ¿Adónde? Tengo más de ochenta años. He cumplido ya ochenta y uno...

OLGA- Siéntate, aya... Estás cansada, pobrecita... (La hace sentar.) Descansa, aya mía. ¡Qué pálida te has quedado!

Entra NATASHA.

NATASHA- Dicen que se ha de organizar cuantoantes un comité de ayuda a los damnificados. Esuna excelente idea, ¿verdad? A la gente pobre hayque ayudarle siempre; esto es un deber de los ricos. Bóbik y Sófochka duermen, como si no ocurriera nada. Nuestra casa está llena de gente, por todas partes tropiezas con alguien. Ahora hay gripe en la ciudad; me da miedo que los niños se contagien.

OLGA (sin escucharla)- Desde esta habitación el incendio no se ve, aquí está todo tranquilo...

NATASHA- Sí... Debo estar despeinada. (Mirándose en el espejo.) Dicen que he engordado... ¡no es verdad! ¡Ni pizca... (A Anfisa, con frialdad.) ¡En mi presencia no te atrevas a permanecer sentada! ¡Levántate! ¡Fuera de aquí! (Anfisa sale; pausa.) ¡No comprendo por qué tienes a esta vieja!

OLGA (estupefacta)- Perdona, yo tampoco comprendo...

NATASHA- Aquí no tiene nada que hacer. Es una campesina, que viva en el campo.. ¡Qué complicaciones son éstas! ¡A mí me gusta que en casa haya orden! En una casa no ha de haber gente superflua. (Acariciándole una mejilla.) ¡Qué cansada estás, pobrecita! ¡Nuestra directora está cansada! Cuando mi Sófochka crezca y vaya al gimnasio, te tendré miedo.

OLGA- No seré directora.

NATASHA- Te van a nombrar, Olechka. Está decidido.

OLGA- Me negaré. No puedo... Es superior a mis fuerzas... (Bebe un poco de agua.) Ahora has tratado con tanta grosería alaya... Perdona, no estoy en condiciones de soportarlo... se me ha enturbiado la vista...

NATASHA (agitada)- Perdona, No quería causarte ninguna pena.

OLGA- Compréndelo, querida. . Nosotras quizás hemos sido educadas de una manera extraña, pero esto no puedo soportarlo. Semejante trato me oprime, me pone enferma... ¡ se me cae el alma a los pies, sencillamente!

NATASHA- Perdona, perdona... (La besa.)

OLGA- Toda grosería, por pequeña que sea, toda palabra dicha sin delicadeza, me altera...

NATASHA- A menudo digo cosas que no debería decir, es verdad, pero has de reconocer, querida, que ella podría vivir en el campo.

OLGA- Lleva ya treinta años en casa.

NATASHA- ¡Pero ahora no puede trabajar! O yo no comprendo o eres tú la que no quieres comprender. Ya no está en condiciones de poder hacer nada, se pasa el tiempo durmiendo o sentada.

OLGA- Bueno, que esté sentada.

NATASHA (sorprendida)- ¿Cómo que esté sentada? ¡Si forma parte del servicio! (Entre lágrimas.) No te comprendo, Olia. Tengo aya, tengo nodriza, tenemos doncella, cocinera... ¿Para qué queremos, además, a esta vieja? ¿Para qué?

Se oye tocar a rebato.

OLGA- Esta noche he envejecido diez años.

NATASHA- Hemos de ponernos de acuerdo, Olía. Tú, en el gimnasio; yo, en casa; tú tienes tus lecciones, yo me ocupo de la casa. Y si yo hablo del servicio, sé lo que me digo: sé-lo-que-me-di-go... Y que mañana no vea aquí a esta vieja ladronzuela, a esta vieja inútil... (Pataleando) ¡ a esta bruja!... ¡Cuidado, no me exasperéis! ¡Cuidado! (Dominándose.) La verdad, si no te instalas abajo, siempre estaremos regañando. Es espantoso. (Salen de la habitación y olga pasa a la sala)

Entra KULIGUIN.

KULIGUIN- ¿Dónde está Masha? Ya es hora de volver a casa. Dicen que el incendio está dominado. (Se estira.) Sólo ha ardido una manzana, y eso que hacía viento y al principio parecía que iba a arder toda la ciudad. (Se sienta.) Estoy cansado, Oliechka, simpática... A menudo pienso: de no haberme casado con Masha, me habría casado contigo, Olechka. Eres muy buena... Estoy que no puedo más. (Rompe un reloj accidentalmente)

OLGA- ¿Qué ha pasado? Era el reloj de mi difunta madre.

KULIGUIN-Es posible que no lo haya roto, sino que sólo parezca que lo he roto. Es posible que a nosotros sólo nos parezca que vivimos y, en realidad, no existamos. No sé nada, nadie sabe nada. (Junto a la puerta.) ¿Qué miras? Natasha tiene sus amoríos con Protopópov y ustedes no lo ven... Ustedes están aquí y no ven nada, pero Natasha tiene amoríos con Protopópov…

Olga- tú has bebido mucho, deberías dormir.

KULIGUIN: Ayer oí decir que piensan trasladar nuestra brigada a algún destino lejano. Unos dicen que al reino de Polonia; otros creen que a Chitá, en la Siberia Oriental.

OLGA-Nosotras también nos iremos de aquí. (saleOlga entran masha e Irina)Otra escena…

KULIGUIN- Querida Masha mía, amada Masha mía...

IRINA- Está fatigada. Déjala descansar, Fedia.

KULIGUIN- Ahora me iré... Mi buena esposa mía, encanto... Te amo, adorada...

MASHA (Con irritación)- Amo, amas, amat, amamus, amatis, amant.

KULIGUIN (riéndose)- Sí, es sorprendente, maravillosa. Hace siete años que nos casamos y parece que fue ayer. Palabra de honor. Sí, la verdad, eres una mujer sorprendente. ¡Estoy contento, estoy contento, estoy contento!

MASHA- Estoy harta, estoy harta, estoy harta... (Se incorpora y habla sentada.) Es inútil, no puedo quitármelo de la cabeza... Es sencillamente indignante. Lo tengo metido en el cerebro como un clavo, no puedo callar. Me refiero a Andréi... Ha hipotecado esta casa en el Banco y el dinero se lo ha quedado toda su mujer. ¡Pero la casa no es sólo de él, sino de los cuatro! Él debe saberlo, si es una persona decente.

KULIGUIN- ¡Buenas ganas de pensar en ello,

Masha! ¿Qué más te da? Andriusha está entrampado con todo el mundo, déjale y bendito sea Dios.

MASHA- De todos modos, es indignante. (Se tiende en el diván.)

KULIGUIN- Tú y yo no somos pobres. Yo trabajo, voy al gimnasio, luego doy clases particulares. Soy un hombre honesto, sencillo. Omnia mea mecum porto5, como se dice. 5 Todo lo mío lo llevo conmigo.

MASHA- No me falta nada, cierto, pero la injusticiame subleva. (Pausa.) Vete, Fiódor.

KULIGUIN (la besa)- Estás fatigada, descansa media horita, yo me sentaré allí y te esperaré. Duerme... (Se aleja.) Estoy contento, estoy contento, estoy contento. (Sale.)

IRINA- Sí, es cierto, qué mezquino se ha vuelto nuestro Andréi, ¡cómo se ha estropeado y cómo ha envejecido al lado de esta mujer! Hubo un tiempo en que se preparaba para ser catedrático de universidad, y ayer se vanagloriaba de haber sido nombrado, por fin, miembro de la Administración del zemstvo. Él es miembro de la Administración y Protopópov, presidente... Toda la ciudad habla y se ríe, él es el único que no sabe nada ni ve nada... Ya ves, todo el mundo ha corrido al lugar del incendio y él se ha quedado en su habitación, tan tranquilo. No sabe hacer otra cosa que tocar el violín. (Nerviosamente.) ¡Oh, es terrible, terrible, terrible! (Llora.) No puedo soportar esto por más tiempo... ¡No puedo, no puedo!...

Masha: trata de tranquilizarte querida, ya regreso voy al baño. (Sale y entra Olga)

IRINA (estallando en sollozos)- ¡Echadme, echadme, no puedo más!...

OLGA (asustada)- ¿Qué te pasa, qué te pasa? ¡Querida!

IRINA (sollozando)- ¿Dónde, dónde se ha perdido todo? ¿Dónde está? ¡Oh, Dios mío, Dios mío! Lo he olvidado todo, todo... se me ha confundido en la cabeza. . . No recuerdo cómo se dice "ventana" en italiano, o "techo". . . Lo olvido todo, cada día olvido más, y la vida se va y no volverá nunca; nunca, nunca iremos a Moscú... Ya veo que no iremos...

OLGA- Querida, querida...

IRINA (conteniéndose)- Oh, qué desgraciada soy... No puedo trabajar, no trabajaré más. ¡Basta, basta! Fui telegrafista, ahora estoy empleada en la administración municipal y siento odio y desprecio por todo lo que me dan a hacer... Voy ya para los veinticuatro años, trabajo hace tiempo y se me ha secado el cerebro, me he quedado delgada, fea, vieja, sin ninguna satisfacción, ninguna, ninguna, pero el tiempo pasa y me parece que cada vez me alejo más de la vida auténtica y hermosa, que avanzo cada vez más hacia un abismo. Estoy desesperada y no comprendo cómo todavía vivo, cómo no me he matado aún...

NATASHA, con una vela en la mano, atraviesa la escena, entra por la puerta de la derecha y sale por la de la izquierda sin decir nada.

Irina- Camina como si fuera ella la que ha pegado fuego a la ciudad.

OLGA- que cosas dices!No llores, pequeña mía, no llores... Me haces sufrir.

IRINA- Ya no lloro, no lloro... Basta... Mira, ya no lloro. Basta... ¡Basta!

OLGA- Querida, te lo digo como hermana, como amiga, si quieres seguir mi consejo, cásate con el barón.

Irina llora silenciosamente.

Tú le respetas, le tienes en alta estima... Cierto, no es hermoso, pero es tan decente, tan puro... Se toma esposo no sólo por amor, sino también para cumplir un deber. Por lo menos yo lo creo así y me habría casado sin amor. Habría aceptado no importa a quién, mientras hubiera sido un hombre honesto. Hasta con un viejo me habría casado.

IRINA- Siempre esperaba que nos trasladáramos a

Moscú y allí habría encontrado al hombre de mi vida; soñaba con él, lo amaba... Pero resulta que todo esto no son más que tonterías, tonterías...

OLGA- (abraza a su hermana)- Querida mía, encantadora hermana mía, lo comprendo todo, cuando el barón NikoláiLvóvich se retiró del servicio militar y vino a vernos de paisano, me pareció tan feo que hasta me puse a llorar. Me preguntó: “¿Porqué llora?” ¡Cómo se lo iba a decir! Pero si Dios hiciera que se casara contigo, me sentiría feliz. Porque en estos casos lo que cuenta es otra cosa, completamente distinta. (entra masha)

MASHA- Quiero confesaros una cosa, queridas hermanas. Tengo el alma atormentada. Os lo confesaré a vosotras y no lo diré a nadie más, nunca. .. Os lo diré todo en seguida (En voz baja.) Es mi secreto, pero vosotras debéis saberlo todo... No puedo callar. (Pausa.) Amo, amo..Amo a este hombre... Acabáis de verle... Bueno, sí... En una palabra, amo a Vershinin...

OLGA (se va a su cama detrás del biombo)- Deja esto. De todos modos no te oigo.

MASHA- ¡Qué hacer! (Se lleva las manos a la cabeza.) Al principio me parecía raro, luego me dio pena... después comencé a amarle... le amé por su voz, por sus palabras, por sus desgracias, por sus dos hijitas...

OLGA (tras el biombo)- De todos modos, no oigo. Puedes decir las tonterías que quieras, de todos modos no oigo.

MASHA- Qué boba eres, Olia. Si amo, quiere decir que éste es mi destino. Quiere decir que mi hado es éste... Y él también me quiere... Todo esto es terrible, ¿eh? ¿Verdad que no está bien esto? (Coge a Irina del brazo y la atrae hacia sí.) Querida... ¿cómo viviremos? ¿Qué será de nosotras? Cuando lees una novela, te parece que todo es viejo y está claro, pero cuando eres tú misma la que amas, entonces ves que nadie sabe nada y que cada uno ha de resolver por sí mismo... Queridas hermanas mías... Os lo he confesado todo, ahora callaré... Ahora seré como el loco descrito por Gógol... silencio... silencio...

(Entra andrei)

OLGA sale de detrás del biombo.He venido a verte a ti, dame la llave del armario, heperdido la mía. Tú tienes una llavecita pequeña. Olga le da la llave, sin decir nada; Irina se retira a su cama, tras el biombo; pausa.

ANDRÉI- ¡Qué incendio más enorme! Ahora ha empezado a ceder. Diablo, ese Ferapont me ha sacado de quicio; le he dicho una estupidez...  (Pausa.) ¿Por qué no dices nada, Olia? (Pausa.) Ya es hora de dejarse de estupideces y no ponerse de morros sin razón alguna. Tú, Masha, estás aquí, tú también, Irina; magnífico, vamos a poner las cosas en claro, de una vez para siempre. ¿Qué tenéis contra mí? ¿Qué?

OLGA- Deja, Andriusha. Mañana nos explicaremos. (Inquietándose.) ¡Qué noche más espantosa!

ANDRÉI (muy confuso)- No te inquietes. Os lo pregunto con la mayor calma: ¿qué tenéis contra mí?  Decidlo francamente.

MASHA (se levanta; en voz alta)- ¡Tra-ta-tá! Es el (A Olga.)

Adiós, Olía que Dios te guarde. (Va detrás del biombo, besa a Irina.) Duerme tranquila... Adiós,  Andréi. Vete, están fatigadas... te explicarás mañana... (Se va.)

OLGA- Sí, Andriusha, dejémoslo para mañana... (Se retira detrás de .su biombo.) Es hora de dormir.

ANDRÉI- Diré sólo lo que pensaba deciros y me iré. Ahora mismo... En primer lugar, tenéis algocontraNatasha, mi mujer; lo vengo observando desde el mismo día de mi boda. Natasha es una persona excelente, honrada, franca y noble, aquí tenéis mi opinión. Yo amo y estimo a mi mujer, ¿comprendéis?, la estimo, y exijo que los demás también la estimen. Repito, es una, persona honesta y noble, y todos vuestros descontentos, perdonad, no son más que caprichos... (Pausa.) En segundo lugar, parece que estáis picadas conmigo porque no soy profesor y no me dedico a la ciencia. Pero estoy empleado en la Administración del zemstvo, soy miembro de la Administración y considero que el servicio que así presto es tan sagrado y eminente como el servir a la ciencia. Soy miembro de la Administración del zemstvo y me enorgullezco de ello, si queréis saberlo... (Pausa.) En tercer lugar... Aún he de decir... He hipotecado la casa sin haberos pedido consentimiento... En esto he obrado mal, sí, y ruego que se me perdone. Me han impelido a hacerlo así las deudas... Treinta y cinco mil rublos... Ya no juego a las cartas, hace tiempo que he dejado el juego, pero lo más importante de cuanto puedo decir en justificación mía es que vosotras sois chicas y recibís una pensión, mientras que yo no tenía... ninguna ganancia, por decirlo así... (Pausa.)

ANDRÉI- No me escuchan. Natasha es una persona excelente, honesta,. (Camina por la escena en silencio, luego se detiene.) Cuando me casé creía que seríamos felices. . . que todos seríamos felices... Pero, Dios mío... (Llora.) Queridas hermanas mías, queridas hermanas, no me creáis, no me creáis... (Sale.)

IRINA- ¡Qué noche más intranquila! (Pausa.) ¡ Olia! (Asoma la cabeza por detrás del biombo.) ¿Lo has oído?Se llevan la brigada de aquí, la trasladan no sé dónde, lejos.

OLGA- Esto son rumores, nada más.

IRINA- Entonces nos quedaremos solas... ¡ Olia!

OLGA- ¿Eh?

IRINA- Querida, mi buena hermana, respeto al barón, le estimo, es un hombre excelente, me casaré con él, estoy de acuerdo, pero ¡vámonos a Moscú! Te lo suplico, ¡vámonos! ¡Nada hay en el mundo mejor que Moscú! ¡Vamos! ¡Olia! ¡Vámonos!

Tocan a rebato, la escena está vacía.

Acto cuarto

KULIGUIN-(sentado leyendo un periódico). (EntraIrina)

IRINA- estoy terriblemente preocupada. Usted ayer estaba en el bulevar; dígame, ¿qué pasó allí? (Lee el periódico.) ¡Qué más da! Dicen, al parecer, Solióni  y el barón se encontraron ayer en el bulevar, cerca del teatro... Solióni comenzó a meterse con el barón y éste, sin poder aguantar más, le dijo algo ofensivo..

En el fondo del jardín, fuera de la escena, resuena el grito de: "¡Aú! ¡Hop, hop!“(soldados marchándose en retirada)

IRINA (se estremece)- Hoy parece que todo me asusta. (Pausa.) Ya lo tengo todo preparado, y después del almuerzo mandaré el equipaje. Mañana el barón y yo nos casamos; mañana mismo partiremos hacia la fábrica de ladrillos y pasado mañana ya estaré en la escuela; comenzará una nueva vida. Dios no dejará de ayudarme. Cuando aprobé el examen de maestra, hasta lloré de alegría, de felicidad... (Pausa.) Ahora vendrá el carro para recoger el equipaje...

KULIGUIN- Está bien, está bien, pero todo esto me parece poco serio. Todo son ideas, pero cosa seria, poca. De todos modos, te deseo lo mejor, con toda el alma. ¡Basta ya de dar la lata! (Suspirando.) Hoy se van los militares y todo volverá a lo de antes. Digan lo que quieran. Masha es una mujer buena, honesta, yo la quiero mucho y doy gracias a mi destino. El destino de las personas es muy diverso...

Se oye tocar al piano La plegaria de una virgen en el

IRINA- Hemos mandado llamar a olia. ¡ Si supiera cuán difícil me es vivir aquí sola, sin Olia!... Ella vive en el gimnasio; como es la directora, está ocupada todo el día, y yo estoy sola, me aburro, no tengo nada qué hacer, y me resulta odiosa hasta la habitaAción en que vivo... Así que me he dicho: si no me está reservado ir a Moscú, paciencia. Esto significa que no es éste mi destino. Qué le vamos a hacer. Todo depende de la voluntad divina, ésta es la verdad. Tsembacha me ha pedido la mano...

(Salen de escena y entra Olga)

MASHA- Cuando uno toma la felicidad en momentos fugaces, a pedacitos, y luego la pierde, como yo, se va volviendo duro, maligno. (Señalándose el pecho.) Aquí tengo un avispero.... Ahí está nuestro Andréi, nuestro hermano... Todas las esperanzas se han perdido. Una vez, miles de personas levantaban una campana; se había gastado mucho trabajo y mucho dinero, pero de súbito, la campana cayó y se rompió. De súbito, sin más. Lo mismo ha ocurrido con Andréi…La ciudad quedará desierta. Será como si le pusieran una tapadera.(Pausa.) Ayer ocurrió algo junto al teatro; todos hablan de ello y yo ni me he enterado.

Olga-Dicen que Solióni empezó a meterse con el barón y éste se exaltó y le insultó; al fin, Solióni se vio obligado a retarlo en duelo.(Mira el reloj.) Ya es hora, me parece…A las doce y media, en el bosque del Estado, en ese que desde aquí se ve, al otro lado del rio. Éste es ya su tercer duelo.

MASHA- ¿El tercer duelo de quién?

Olga- De Solióni.

MASHA- ¿Y el barón?

Olga- Y el barón, ¿qué? (Pausa)

MASHA- Todo se me confunde en la cabeza…De todos modos, yo digo que no se debe permitir. Puede herir al barón o incluso matarle.

OLGA-“Y él, rebelde, busca la tempestad, como si en las tempestades se encontrara la paz” “Sin darle tiempo a soltar un grito, le tuvo un oso abatido”

EntranIrina y tusembach

TUSENBACH- Según me parece, KULIGUIN es la única persona de la ciudad que se alegra de que los militares se marchen.

IRINA- Es comprensible (Pausa.) Nuestra ciudad quedará desierta ahora.

TUSENBACH- Querida, en seguida vuelvo.

IRINA- ¿A dónde vas?

TUSENBACH- Tengo que ir a la ciudad, y luego…a despedir a unos camaradas.

IRINA- No es verdad… Nikolái, ¿por qué estás tan distraído hoy? (Pausa.)¿Qué ocurrió ayer junto al teatro?

TUSENBACH (Con un movimiento de impaciencia)- Dentro de una hora volveré y estaré otra vez contigo. (Le besa la mano.) Tesoro mío…(Mirándola fijamente a la cara.) Hace ya cinco años que te amo y aún lo creo un sueño; cada día me pareces más hermosa. ¡Qué cabellos más maravillosos, admirables! ¡Qué ojos! Mañana te llevaré de aquí, trabajaremos, seremos ricos, mis sueños cobrarán vida. Serás feliz. Sólo que, verás, verás: ¡ tú no me amas!

IRINA- ¡Esto no depende de mi voluntad! Seré tu mujer, te seré fiel, sumisa; pero no hay amor, qué puedo hacer. (Llora.)No he amado nunca en mi vida. Oh, he soñado tanto con el amor, hace mucho tiempo que sueño con él, día y noche, pero mi alma es como un piano de mucho valor que está cerrado y cuya llave se ha perdido. (Pausa.) Tienes la mirada intranquila.

TUSENBACH- No he dormido en toda la noche. Nada hay en mi vida tan terrible que pueda asustarme y únicamente esa llave perdida me desgarra el alma y me impide dormir. Dime algo. (Pausa.) Dime alguna cosa…

IRINA- ¿Qué? ¿Qué he de decir? ¿Qué?

TUSENBACH- Alguna cosa.

IRINA- ¡Basta! ¡Basta! (Pausa.)

TUSENBACH- Qué niñerías, que pequeñeces, de pronto, sin más ni más, a veces, adquieren significado. Sigues riéndote de ellas, como antes, las consideras pequeñeces, sin embargo te sientes lanzado y te das cuenta de que no tienes fuerzas para detenerte. ¡Oh, no hablemos de eso! Estoy alegre. Parece como si por primera vez en la vida viera estos abetos, estos arces, estos abedules, y todo me mira con curiosidad y espera. ¡Qué bellos son estos árboles y qué hermosa debería de ser, en esencia, la vida a su lado! (Se oye gritar: "¡Aú! ¡Hop-hop!") Tengo que irme, ya es hora... Mira, ese árbol se ha secado; sin embargo, cuando hace viento se balancea, como los otros. Del mismo modo me parece que si muero, de una manera u otra, seguiré participando de la vida. Adiós, querida mía... (Le besa las manos.) Tus papeles, esos que me has dado, los tengo en la mesa, debajo del calendario.

IRINA- Iré contigo.

TUSENBACH (alarmado)- ¡No, no! (Se aleja rápidamente; en la avenida, se detiene.) ¡ Irina!

IRINA- ¿Qué?

TUSENBACH (sin saber qué decir)- Hoy no he tomado café. Di que me lo preparen... (Se va rápidamente.)

Irina se queda pensativa; luego se va hacia el fondo de la escena y se sienta en una mecedora.

Entra masha.

Masha- se ha ido vershinin amor mío (llora arrojándose en los brazos de irina) me ha venido a despedirse de mí.

IRINA-Tranquilízate, Masha. Así, eres juiciosa... Vamos a la habitación.

MASHA (irritada)- Allí no voy. (Solloza pero en seguida se contiene.) En esta casa no entro ni entraré...

IRINA- Sentémonos un poco juntas, aunque sea calladas, mañana yo me voy... (Pausa.)

Tras la escena, una banda toca una marcha militar; todos se quedan escuchando.

Entra Kuliguin

MASHA- Los nuestros se marchan. Qué le vamos a hacer... ¡Qué tengan buen viaje! (A su marido.) Hay que ir a casa... ¿Dónde tengo el sombrero y la toquilla?

KULIGUIN- Los he llevado dentro... Ahora mismo te los traigo.

OLGA- Sí, ahora cada uno puede ir a su casa. Ya es hora.

KULIGUIN- ¡Olga !

OLGA- ¿Qué? (Pausa.) ¿Qué?

KULIGUIN- Nada... No sé cómo decírselo...

(Le dice unas palabras al oído.)

OLGA (asustada.)- ¡No puede ser!

KULIGUIN- Sí... esto es lo que ha ocurrido. Estoy fatigado, rendido, no quiero hablar más... (Con rabia.) De todos modos, ¡ da lo mismo! ( SALE A BUSCAR EL SOMBRERO Y LA TOQUILLA)

MASHA- ¿Qué ha ocurrido?

OLGA (abraza a Irina)- Hoy es un día terrible… No se cómo decírtelo, hermana mía…

IRINA- ¿Qué? Decidlo, pronto: ¿qué? ¡Por amor de Dios! (Llora.)

OLGA- Acaban de matar al barón en duelo.

IRINA (llora silenciosamente)- Lo sabía, lo sabía…

Las tres hermanas están de pie, abrazadas.

MASHA- ¡Oh, cómo toca la música! Se van de nuestro lado, uno se ha ido del todo, del todo, para siempre; nosotras nos quedamos solas para comenzar de nuevo nuestra vida. Hay que vivir…Hay que vivir…

IRINA (apoya la cabeza en el pecho de Olga)- Día vendrá en el que todos sabrán el porqué de todo esto, el porqué de todos estos sufrimientos; entonces no habrá misterios de ninguna clase, pero mientras tanto, hay que vivir…hay que trabajar, ¡ sólo trabajar! Mañana partiré sola, enseñaré en mi escuela y consagraré mi vida entera a quienes quizá sea necesaria. Ahora estamos en otoño, pronto llegará el invierno, la nieve lo cubrirá todo y yo trabajaré, trabajaré…

OLGA (abraza a las dos hermanas)- La música que toca es tán alegre, tan animosa, ¡ se sienten deseos de vivir! ¡Oh, Dios mío! Pasará el tiempo y nos iremos para siempre. Se olvidarán de nosotras, olvidarán nuestros rostros, nuestras voces y cuántas éramos; pero nuestras penas se transformaran en alegrías para los que vivan después que nosotras, la felicidad y la paz reinarán en la tierra; los hombres encontrarán una palabra amistosa para los que vivimos ahora y nos bendecirán. Oh, mis queridas hermanas, nuestra vida aún no ha terminado. ¡Viviremos! ¡Esa música es tan alegre, tan gozosa! Un poco más, y sabremos para qué vivimos, para qué sufrimos…¡ Si pudiéramos saberlo, si pudiéramos saberlo!

La música se va haciendo cada vez más débil; Kuliguin alegre, sonriente, trae el sombrero y la toquilla.

Kuliguin- (canturreando)- Ta-ra-rá…bumbón…sentado estoy en un mojón…(Lee un periódico) ¡Da lo mismo! ¡Da lo mismo!

OLGA- ¡ Si pudiéramos, si pudiéramos saberlo!

Telón.



Mayelin Mariel Taveras Soriano

Nació en San Pedro de Macorís 21 Enero 1995, Creció en Azua de Compostela. En su formación como Artista; Actriz egresada Magna Cum Laude de la Universidad Autónoma de Santo Domingo con la Licenciatura en Teatro Mención Actuación (2019), ha cursado talleres diversos con estudiosos del teatro y la danza. En cuanto a su experiencia laboral, ha impartido clases de Teatro a niños y adolescentes en Colegios como: Kid’s created, Hogar Montessori, King Christian School, Biblioteca de Manganagua, XMT academy y Colegio Evangélico Lumbrera de Oriente. La hemos visto en escena con obras como:´´Electra 220v´´, ´´Dos heroínas y un tinaro´´,´´ Rosita la solterona´´,´´Las tres hermanas´´, ´´La causa de Locis septem´´, ´´Red de Sangre´´ entre otras. Ha debutado como actriz en cortometrajes que han ganado menciones de honor como lo son: ´´Luna´´ en el Festival internacional de cine Libélula Dorada, y ´´Yolanda´´ En el festival Nacional Mujeres de la resistencia. Actualmente es integrante del grupo Teatral Pachamama y monitora de teatro en la modalidad de Artes en el Politécnico Juan Sánchez Ramírez de la Universidad Uteco en Cotuí.

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