EL TRABAJO PRÁCTICO DE UN ACTOR NO ES NEGOCIABLE
- LA OTRA PIEDRA
- 9 may 2023
- 11 Min. de lectura
Actualizado: 12 may 2023
Nota del Coordinador y Curador General: "Los estudiantes que expresan su opinión en este trabajo se vieron forzados a tomar sus clases de actuación y otras materias, de manera virtual, debido al forzoso aislamiento que provocó la pandemia".
Por: Xiomara Cristobalina Rodríguez.
Estudiante de teatro mención dirección de la UASD. Egresada de la Escuela Nacional de Arte Dramático. Actriz de cine y teatro, titiritera y profesora. Ha sido galardonada con varios reconocimientos nacionales e internacionales como Premio soberano a mejor actriz de teatro 2019.

Autoridades de la Facultad de Artes de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, depositaron una ofrenda floral en la estatua del patricio Juan Pablo Duarte, con motivo del XX aniversario de la creación de esa dependencia.
Su decano, maestro Dione Rufino, expresó que esa FA, cuya misión es formar artistas profesionales y especialistas del arte para incidir en el desarrollo social, cultural y económico del país, tiene pendiente grandes retos y compromisos. Expresó también que esa entidad académica aporta de manera significativa a la investigación de los fenómenos e intereses del arte y de esa manera contribuye a las soluciones efectivas, a las más diversas problemáticas en materia artística y cultural del país. "El arte y el artista se crecen en las crisis, y esta le sirve de material para crear nuevas obras y generar nuevos medios para el conocimiento". (El Universitario Informa. 5/11/2020).
La Universidad Autónoma de Santo Domingo como institución pública tiene el deber de promover una apertura que nos mueva a asumir un compromiso generador de nuestra historia, un compromiso que impacte a nuestro entorno por minúsculo que sea, por lo tanto esto pone una carga de responsabilidad sobre nuestros hombros, consciente o inconscientemente.
La Universidad es una de las principales instituciones encargadas de la divulgación de la cultura; le corresponde realizar esta labor día a día, es parte de su misión y responsabilidad con la sociedad garantizar una educación de excelencia por ser la más alta casa de estudios del país. Desgraciadamente para los estudiantes egresados de la carrera de Teatro, hay una pata de la que se cojea; un aspecto formativo en el que la institución se queda corta dentro del plan de estudio actoral y posiblemente esto puede ser una piedra de tropiezo para que se cumpla con el lema de: “Formar artistas profesionales y especialistas del arte para incidir en el desarrollo social, cultural y económico del país”.
Analicemos más de cerca nuestras carencias, La institución no provee al estudiante un programa en el que se desarrolle como actor universitario, en el que ponga en práctica toda la teoría que en las aulas, nos sirven en camiones cada semestre. Un entrenamiento que capacite al estudiante como un actor completo. Pero aún hay más, la UASD gradúa estudiantes que nunca en sus vidas han puesto un pie sobre un escenario de las contadas salas del país. (El paraninfo de la Facultad de Artes no cuenta porque es un saloncito multiuso con un mal disfraz de teatro, que hasta 2019, estaba prácticamente vetado a los estudiantes; el precario acercamiento a un escenario que tiene, se debe al gran esfuerzo de algunos maestros conscientes de la problemática ante la ausencia de espacios para el trabajo práctico de los estudiantes). No existen talleres teatrales dentro de la institución que sirvan de fogueo ante un público y fomenten el crecimiento en la escena del estudiantado.
Luego que se gradúan con una deficiente experiencia práctica, casi todos están condenados a colgar el título e irse a ganar la vida en lo que aparezca. Ante esta inquietud me di a la tarea de investigar cuán importante es la educación práctica para un actor y que la universidad garantice un laboratorio actoral, como en otras carreras de nuestra Universidad. De forma qué entrevisté algunos estudiantes egresados de otras Universidades, y de la nuestra, porque quizás estoy equivocada y ante la duda mi mano siempre saluda.
“Soy Kiara Méndez, tengo 23 años, actualmente curso una maestría en Drama Terapia en la Universidad de New York (NY). Estudié en Marymount Manhattan College, una Universidad pequeña en el Upper East Side, me gradué en mayo del 2021, de un BFA en actuación, un BA en teatro y medios y una concentración en Drama Terapia.
Durante mis cinco años en Marymount, contábamos con espacios para trabajar nuestros laboratorios actorales; el escenario de la sala principal del Teatro Theresa Lang con capacidad para (250) personas, un estudio de baile y un espacio llamado Black Box.
Audicionar para las distintas producciones del semestre era obligatorio: dos de escala grande y tres montajes de menor costo. Si nos escogían para el espectáculo, los profesores hacían modificaciones y te evaluaban por el desempeño artístico. El proceso de audición, me preparó para lo que tendré que vivir casi a diario en mi carrera en N.Y. En mi vida universitaria trabajé en cinco producciones profesionales; tres de ellas en el rol principal. En el papel de Electra, con una directora invitada de la Universidad de Julliard.
Todos los años la producción grande se pone en manos de un director reconocido, invitado de otra institución universitaria. Esto, nos ponía en contacto con profesionales de gran trayectoria. El entrenamiento físico me capacitó para al mundo real, con la seguridad de conocer los estilos que más me funcionan.
La universidad tiene alrededor de 50 organizaciones que se enfocan en la creación de espacios artísticos para producciones estudiantiles; apoyan trabajos originales escritos, dirigidos y actuados por los mismos estudiantes, que se presentan dentro de la universidad. El equipo que realiza las producciones, desde los asistentes de dirección, utilería, vestuario, sonido, regiduría, escenografía, todos, eran estudiantes supervisados por sus profesores y directores de departamentos. El programa está diseñado para que los estudiantes se ensucien las manos desde su primer año, y pasen por la experiencia de lo que es el trabajo de mesa, técnico y actoral, aprendiendo mientras producíamos un espectáculo de dos horas para presentarlo a la comunidad.”
Viena González por su parte recuerda de su experiencia en Cuba, lo maravilloso que era estar en un país que a pesar de llevar durante años el yugo de un bloqueo sobre su espalda, su prioridad es la educación de su gente, aunque a veces careciera de lo más básico. “Puedo decir que los espacios de ensayo y de práctica para los estudiantes sobraban”, teniendo ellos uno asignado para sus trabajos de manera particular. “Según avanzas en la carrera te asignan a un teatro, en nuestro caso fue al Teatro Buen Día; la idea es que te integres mientras sigues estudiando y vas practicando y adquiriendo experiencia al mismo tiempo.”
Gabriela Aponte Quiles de 25 años con dos bachilleratos, uno en teatro y otro en psicología, estudiando desde el 2015 al 2020, en la Universidad de Puerto Rico, recinto Rio Piedras. Cuenta la desgracia de estudiar en una universidad que tuvo una época de oro en la década de los 70 y los 80. Tiempo en el que florecieron las grandes figuras del teatro puertorriqueño. Una UPR anquilosada en el tiempo espera un milagro federal que renueve la gloria de antaño.
Asegura que la disponibilidad de los profesores y la proyección de algunas materias electivas dependen de la asignación de fondos del estado. “Hay una cantidad muy limitada de profesores que imparten hasta cuatro materias, tienen que dividirse para cumplir con la carga curricular por semestre haciendo de tripas corazones. Dentro de la facultad contamos con espacios adecuados para entrenar en las distintas disciplinas, como expresión corporal, danza, vestuario y luminotecnia se imparten en el sótano de la sala grande donde contamos con materiales para hacer diseños y realización, al igual que el laboratorio de escenografía y utilería.
Existen tres Teatros Rodantes entre los que se destaca el fundado por Dean Sayas, al que entras por audición con un compromiso por seis meses de presentaciones nacionales e internacionales. Y el Teatro Universitario que se encarga de por lo menos dos espectáculos al año; también por audición. No es requisito para graduarse haber actuado en cualquiera de las compañías. Con lo que hay se brega, y lejos de quejas banas debo admitir sin embargo que la calidad de lo que se presenta y la preparación que recibimos al final es incomparable y de primera. Los estudiantes ponemos el corazón y la vida cuando se nos da la oportunidad.”
Ismanuel Rodríguez, actor y director, por su parte nos cuenta que estudió la licenciatura en la Universidad de Kent en Canterbury Inglaterra graduándose en el 2006, empezando inmediatamente ese mismo año una maestría en la Universidad del Rey Juan Carlos de Madrid que terminó en el 2008.
“La facultad en España, se encuentra estratégicamente dentro de un teatro, donde los salones de ensayo sirven como salones de clases. En Inglaterra, era como un conservatorio, pero la mayoría de aulas eran salones de ensayos, también había un aula que contaba con un espacio experimental para las clases de primer y segundo año, donde al final de semestre se hacían clases abiertas al público, se mostraban los exámenes finales de actuación al público, con la salvedad de que aún no éramos profesionales. Para el grupo graduando la universidad ponía a su disposición el teatro principal (de 500 butacas) con un presupuesto para la producción, que incluía compra de vestuario, utilería, diseño de escenografía, los de la especialidad de escenografía diseñaban y realizaban el montaje, los de vestuario por igual… Iniciábamos todos juntos, el segundo año, se especializan en el área deseada. Para la graduación al cuarto año se contrataba un director profesional desligado a la institución como docente. La participación en la obra final era requisito de graduación; quién no ponía en práctica lo aprendido no se graduaba. Otra responsabilidad de la institución era el convertirte en un profesional práctico y teórico que pudiera auto gestionarte a través de las clases de producción teatral que anexaban. En la maestría también debía preparar una puesta en escena al final, integrando los estudiantes de teatro, danza, artes, plásticas. De igual forma era requisito realizar los laboratorios para conseguir graduarse.”
Jesús Zapata, estudiante de término de la carrera de Teatro Mención Dirección. Nos cuenta que: “El único salón que te ofrece la UASD para ensayar es el aula #301, un espacio con tabloncillo para hacer los ejercicios correspondientes. Nos hablan de Stanislavski, pero solo en la teoría, sin la posibilidad de ponerlo en práctica de manera eficaz, Grotowski y su trabajo sobre el diafragma y la voz, nada de eso se ejercita a cabalidad. Y para mí es sumamente importante que se haga, porque nuestra carrera es práctica. La teoría sin la práctica no me sirve cuando me suba a un escenario y viceversa. Por eso es tan importante un lugar de trabajo idóneo y una programación de la Universidad que incluya disciplinas como la danza y el folklor; porque no estamos listos para el mundo real, yo me salvo, porque pasé primero por la Escuela Nacional de Teatro, donde sí se trabaja la corporalidad.
Tenemos grandes maestros que hacen la diferencia en nuestra facultad como: Julissa Rivera, quien me ha marcado de manera muy especial, Claudio Rivera es excelente, Marcos Rodríguez, desde su sencillez es tremendo recurso. Muchas cosas pueden lograrse como espacios para trabajar y talleres donde podamos desarrollarnos como el futuro del teatro dominicano, pero nada de esto pasará si los estudiantes nos quedamos de brazos cruzados.”
Yageyri Corniel, estudiante de término de la carrera de Teatro Mención Actuación en la UASD.
“Tenemos muchas materias que podrían darnos una buena formación práctica, pero entiendo que si hubiera una mejor organización en el currículo se aprovecharía más. Solo hay un salón donde podemos trabajar las clases de actuación es el #301, pero hay que tener cuidado de no llevarse un dedo, porque no está en las mejores condiciones; en el tiempo que llevo en la universidad he podido hacer algunas cosas en el paraninfo en las clases de Claudio, aunque este espacio es un teatro a la italiana, y aquello lo usan para reuniones de cualquier carrera; obviamente necesitamos un lugar que sea exclusivo y acondicionado para teatro.
Tenemos profesores dentro de la facultad con un afán genuino de que esto eche para adelante, en mi desarrollo tanto físico como psicológico me ha estimulado mucho un Claudio Rivera, Julissa Rivera, Radhamés Polanco y Leonardo Grassal, este último al igual que Claudio son los que más se han enfocado en el trabajo físico corporal práctico. La UASD en sentido general dentro de su departamento cultural tiene un grupo de teatro, algo tipo amateur, al que va el que quiere sin ningún requisito, solo basta ser estudiante, pero allí no se pueden practicar esas técnicas y estéticas que en teoría nos enseñan dentro de la carrera teatral.”
Gabriela Rufino Rivera, estudiante de término de la carrera de Teatro Mención Actuación en la UASD.
“El cuerpo es nuestro primer escenario, donde todo sucede. Si registramos a grandes rasgos las teorías teatrales más espirituales, con búsquedas que se elevan a la dimensión psicofísica, todas parten del cuerpo. Para utilizar nuestro cuerpo como instrumento expresivo, es necesario tener conciencia corporal, una educación física. Es crucial que empecemos a reconocer que el cuerpo es nuestra gran virtud, y hagamos teatro desde lo que somos y con lo que tenemos, esto permitirá que hagamos el mejor teatro que podemos hacer.
Una vez el actor alcanza un nivel elevado de dominio y conciencia corporal, es libre de crear sin limitarse a una estética: Cada artista crea su propio lenguaje poético, a partir de un cuerpo consciente, que se conoce, y reconoce como dominicano y dominicana, con sus cicatrices y heridas, con sus ritmos, colores y sus secretos, pero también sus gritos, solo así, los actores y actrices dominicanos serán atletas del corazón, y el teatro de la República Dominicana tendrá su cuerpo de frente.” (Tomado de la revista: La Otra Piedra, artículo “De Espaldas Al Cuerpo: Conciencia Corporal En El Teatro De La República Dominicana” (nov/9/ 2021vol.3).
El trabajo práctico de un actor no es negociable, por el contrario, es fundamental para su formación dentro y fuera de las tablas, ya que este completa su desarrollo físico, mental y emocional a través de la exploración y la experimentación que da la templanza para hacer un trabajo equilibrado y lleno de energía. No se trata de un capricho ni de una queja sin fundamento.
¿Para qué sirven tantas teorías de las técnicas de Meyerhold, Stanislavski, Uta Hagen, Eugenio Barba? Es como si me explicaran lo que es bañarse en la playa, sin darme la oportunidad de sentir la arena en mis pies, ni saborear el agua salada y mucho menos escuchar las gaviotas jugando con las olas, ni experimentar la inmensidad del agua al sumergirme en ella deteniendo la respiración. Definitivamente hay una pata que cojea.
Jerzy Grotowski en, “Hacia un teatro pobre,” (pág. 9), sostiene: El desarrollo del actor se logra, principalmente, con los compañeros de escena, compartiendo el proceso de creación y posteriormente la exposición hacia el espectador. El encuentro físico-corporal abre posibilidades ilimitadas de movimientos y genera proyección de sentimientos.
Richard Schechner en su libro “El training en una perspectiva intercultural” Retoma lo planteado por Barba y Savarese en “Los cinco continente del Teatro”. El entrenamiento da paso al máximo desarrollo de la capacidad del actor, descubriendo una gama de posibilidades infinitas de expresión a lo largo de su vida académica y profesional. (Pág. 343-349/2009)
Como entender la antropología teatral, con solo teorizar sobre el comportamiento humano sin experimentar la extra cotidianidad llamada “técnica” físicamente en un escenario. Darío Fo, Enrique Buena Ventura, maestros de la Impro, son mis cómplices, ellos dan fuerza a mi reclamo.
Veintidós años de fundada la catedra de teatro, por fin; después de siglos arrastrándose colgada de los tobillos de la primada de América, desde el Entremés de Llerena, desde la fundación de Teatro UASD en el departamento de cultura, arrinconado durante años cual cenicienta, de las manos de héroes del teatro dominicano. Y a nadie se le ocurrió construir un teatro, pequeñito, ni salones de ensayos que garantizaran una educación para esos grandes profesionales que tanto publicitamos. “María Castillo asevera que un espacio donde se ponga en práctica lo aprendido en el aula es fundamental, por esto durante mi gestión en la escuela de bellas Artes le solicitamos la sala al presidente Leonel Fernández para la ENAD. Y conservarla con uñas y dientes es vital.
Ismanuel Propone, la creación de conservatorios de arte que estén ligados a la universidad pero con autonomía curricular. Dentro de la crisis que vivimos como dice el decano Dione, el artista se reinventa, Ojalá y uno de esos pendientes de la facultad sea una sala de teatro. Mientras, propongo identificar espacios que se puedan intervenir y aprovecharlos dentro del mismo recinto y que se nos permita habilitarlos, para enriquecimiento de nuestros estudiantes. Espacios que al final sirvan como yeso a la pata que cojea, a ver si algún día deja de hacerlo.
Comments